Historias de café y del teso

Choco Choco La- La ¡CHOCOLATE! Choco choco Te-te

Amamos el café. Pero quien adora el café, reverencia el chocolate. Las dos bebidas magníficas fueron consideradas diabólicas durante mucho tiempo por las autoridades, dado que, tan duras ellas de corazón, observaban que tanto la una como la otra, calientan el cuerpo, avivan el espíritu, dan fuerza y en el caso del chocolate más aún, tienen un puntito afrodisiaco realmente delicioso.

Adoramos el café. Amamos el chocolate en Panchito. Dicen que tal vez fuera Hernán Cortés el primer europeo que probó la bebida que los aztecas llamaban ‘Nauatl xocoatl’. Lo haría entre 1517 y 1519. Acaso se lo ofreciera su amante y traductora, Malinche. Tal vez, su más bravo enemigo, Moctezuma, emperador. La cuestión es que para 1667, Antonio Colmenero de Ledesma ya escribía  Chocolata Inda ; opusculum de qualitate et natura Chocolatae, primer tratado sobre manjar y bebida que de tan excelsa era usada como moneda en las Américas y por tanto, falsificada, haciendo pasar habas tostadas por pepitas de cacao…

Curioso, durante mucho tiempo, la Europa protestante pareció más inclinada hacia el café (que amamos) y la católica, al chocolate ( que también adoramos). Más tarde fue la clase trabajadora la que, cuando podía, se desayunaba con café con leche y sopas. Y la aristocracia (más la francesa que la inglesa, tan entregada al té, otra bebida que fascina a Panchito), al chocolate.

Sea como fuera, la realidad es que estamos en la primera semana del primer mes del año 2021 del siglo XXI y del milenio III. Fantasía del diablo o Delicia de los dioses, la verdad es que, con la nieve en los montes, la mar helada y los Sabios de Oriente  en camino, debemos, queremos y podemos tomarnos un buen chocolate. ¿Recordáis o conocéis ese villancico que dice?


Hacia Belén va una burra, rin, rin, (yo me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité). Cargada de chocolate lleva su chocolatera, rin, rin, (yo me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité), su molinillo y su anafre. María, María, ven acá corriendo, que el chocolatillo se lo están comiendo. María, María, ven acá corriendo, que el chocolatillo se lo están comiendo.

Lleva en las alforjas la burra del villancico  un molinillo porque moler se deben las pepitas de cacao para poder hacer chocolate. Y lleva un anafre, que es un hornillo, un infiernillo portátil donde tendríamos que calentar   nuestra jícara (taza) de nauatl xocoatl si no fuera porque en los territorios Panchito de plaza Gipuzkoa, calle Fuenterrabía e Reina Regente ya desde muy en la mañana unas máquinas muy de este milenio, de este siglo, de estos días preparan un chocolate a la taza rico rico, con un  60% de cacao y un 40% de buena leche para servirlo antes de que los Reyes, los Tres Magos, aparezcan por nuestros balcones.

El chocolate a la taza de Panchito tiene un nombre maravilloso, Lets Chocolaate, que viene a querer decir algo así como ¡Chocolateémonos!  y es una de las locas propuestas de una empresa catalana, Crispins Europe, que trabaja con y para los mejores profesionales de la alimentación y la restauración Aman el café, aman los helados, aman el chocolate y en su cuenta de facebook enseñan a quien aprender quiere a  hacer tartas de chocolate y hasta una deliciosa mousse de chocolate blanco con coulís de frutos rojos.

Adoramos el café. Amamos el cacao. Ya llegan los Reyes. Los Magos. Los Sabios. Desde Oriente. Tenemos chocolate caliente en las plantaciones donostiarras de Panchito. Hay maestros chocolateros por todo el mundo. Japoneses exquisitos, coronados en mil concursos. Famoso es el chocolate de Astorga. Y tanto o más el de Mendaro. Y el de los Gorrotxategi de Tolosa. En el Hotel du Palais de Biarritz lo sirven  ‘a la manera de Eugenia de Montijo’, la emperatriz. En Balmaseda, Jon Mikel y Raquel asombran a los jueces internacionales con sus maravillas  de chocolate, regaliz y violetas. Son Kaitxo. Por Donostia anda un vasco de raíces mexicanas (o al revés) llamado Pablo Ibarreche, su última fabulación ha sido una tableta salpicada de mezcal.

Si leéis esto el mismo día 6, cuando todos los panchitos están cerrados porque hay que abrir los regalos, aún podréis acercaros a la calle Puerto. A unos pasos del Muelle, una de las nuestras, Lourdes, y sus compañeras, clientas y amigas de la familia Panchito, preparan chocolate caliente en su chocolatería, Puerto.

Y si preferís preparároslo vosotros en casa, pillad en nuestras boutiques este lunes o este martes una tableta a la taza de uno de nuestros grandes proveedores, Simón Coll, chocolateros (xocolaters ) desde 1840, con las raíces bien  plantadas en Sant Sadurní d´Anoia. Sus propuestas para hacerlo  en nuestro hogar van desde el más que tradicional a la piedra hasta el más exótico,  con un 70% de cacao, chile y pimienta.

Una buena taza y un buen trozo de rosco. Dejad algo para los pajes de Sus Majestades de Oriente pero cuidado porque ya sabéis, el chocolatillo se lo están comiendo.

Y si los Reyes os traen carbón, no importa, untadlo en la taza. La endulzará y calentará.

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Begoña del Teso

Comentarista de Cine. Entrevistadora. Reportera.
Fan fatal de los vampiros, las motos y el café.

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