Historias de café y del teso

De Casa José a la Rue Poissonnerie pasando por el reino de Kaffa

Aquel día nos tomamos un café solo en Casa José, uno de los bares más emblemáticos de Hendaya, justo frente a la estación  donde  se cogen los trenes  dirección  San Juan de Luz, Bayona, Dax, Burdeos, París, Toulouse, Lyon. Justo a dos pasos de la explanada en la que acaba su recorrido el Topo, ese tren que desde Lasarte-Oria (donde el Hipódromo, donde la fábrica Michelin…) a traviesa túneles y más túneles. Todos los que hay desde  el barrio donostiarra de Amara hasta el Puente de Santiago en Irún y un poco más.

Nos tomábamos un café, fumábamos y charlábamos con el dueño, un vasco continental  que lo mismo podría haber sido jugador de rugby en el Aviron Bayonnais que descargador en el puerto de la capital de Lapurdi, por donde a lo largo de tantos siglos han entrado riquísimas sacas  de café y cacao.

La taza en la que tomábamos el café solo (noir en francés, hutsa en euskara) era de porcelana (faltaría más). No de Sèvres, no de Sagardelos no británica pero buena porcelana de uso diario y limpiado en friegaplatos industrial.  Lo importante sin embargo eran el logo, el diseño y el nombre  grabados en ella. Había un grano de café. Había una txapela, la boina vasca, le béret basque. Y dos palabras: Kafe Beltza.

Preguntamos al guardián de las puertas de Casa José si aún seguía implantada reciamente en el País Vasco Continental, en Lapurdi, Zuberoa, la Baja Navarra, Las Landas o en las costas de Hossegor. La marca creada en los años 30 del siglo XX allá en Bayona

Nos contestó que por supuesto; si éramos tan cafeteros como parecíamos serlo seguro que conocíamos la casa, el tostadero y a sus maestros tostadores. 

Todo está (aún y por siempre) en Bayona. En la Rue Poissonnerie (Calle Pescadería). Cerca de la Catedral. Del Mercado.  Es la empresa, la compañía de la familia Moraiz, maestros cafeteros desde hace casi una centuria. Tienen un local maravilloso donde  el mismísimo Señor Panchito y los panchiteros disfrutarían (de hecho lo hacemos) como sólo una cafeinómano puede, debe y sabe hacerlo.

Durante muchos años, muchas décadas, entre el siglo XX y el XXI, entre el  II Milenio y el III, Kafe Beltza se llamó Café Noir   pero ha tiempo que  los hermanos Iñaki y Yon Moraiz, cambiaron  el logo y el nombre de de su empresa. Café Noir es ahora Kafe Beltza. Sigue estando en la calle Pescadería (Arrandegi Kalea), colaborando con festivales de cultura vasca y recordando que la gran importancia que tienen al otro lado del río Bidasoa el chocolate y el café se debe  no solo a aquellos mercaderes que embarcaban cargamentos preciosos en el puerto de Moca, allá en el Yemen mil veces sacudido por mil guerras pero siempre país mágico, cargamentos que habían sido transportados por largas caravanas  de hombres –tantos y tantos esclavos- y camellos desde Kaffa, Caffa o Keffa, un lugar que desde 1390 a 1897 fue reino, reino de cazadores, de herreros, de comerciantes, de curtidores del cuero; reino donde se mezclaban (no siempre en paz) musulmanes, animistas, judíos que se tenía por descendientes de la tribu perdida de Israel y miembros de la iglesia cristiana etíope; reino que exportaba oro, aceite de civeta, miel y …café.

  Pero no, no fueron solo aquellos mercaderes quienes comerciaron con el café que  llegaba al puerto de Bayona. No ,fueron aquellos judíos que, huyendo de sus Católicas Majestades en el siglo XV,  se asentaron en el barrio de Saint Esprit  y con el tiempo empezaron a sorprender a los labortanos con el aroma del cacao y el liquido negro destilado del tueste de los granos del arbusto africano. Igualmente, rápido convencerían los bayoneses de caer en la tentación de usar  aceite de oliva…

Por cierto, los maestros tostadores de Café Noir/Kafe Beltza fueron reconocidos  como los mejores de toda Francia en el año 2012.  Entre sus cafés, muchos arábicas, algo de robusta para dar fortaleza a ciertas mezclas, Colombia por siempre, México y dos curiosidades, café de El Salvador y de Hawai. Ah, por cierto, en días de mercado, el local de Kafe Beltza se convierte, como las boutiques Panchito, en un punto de encuentro para comerciantes y compradores. Otra cosa, dice la familia Moraiz que el café hawaiano tiene un toque al jamaicano. Comprobadlo en nuestras tiendas. Panchito conoce bien el Blue Mountain cultivado en, precisamente, las Montañas Azules  de la patria primera del reggae y los rastafaris. Son las más altas del Caribe y los cafetos crecen a 2.000 metros de altura. Entre Donostia, Hendaya y Bayona, la misma tentación: Café solo. Café muy negro, muy noir,  tanto como alma de pirata. Kafe Beltza. Lo tomamos en Hendaya. Frente a la estación. Maestro Panchito nos esperaba en la primavera de la Plaza Gipuzkoa con una jícara de  Etiopía Sidamo grado 2 Adey, cultivado a una altura africana entre los 1800 y los 2200 metros. Se toma solo, hutsa, noir, beltza, Negro.

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Begoña del Teso

Comentarista de Cine. Entrevistadora. Reportera.
Fan fatal de los vampiros, las motos y el café.

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