Historias de café y del teso

El gorila que pidió un Manhattan Blend en Alexanderplatz

Berlín bajo la nieve de febrero, el Berlín de los hielos casi eternos y de las elecciones tan arriesgadas, se calentaba y discutía de cine y política en cafeterías ya legendarias como The Future Breakfast del 46 de la calle Böhmische (tienen cafetera Marzocco y espléndidos molinos  Mahlkönig  K 30) o el Bonanza del siempre intrépido barrio Kreuzberg  cuyos habitantes consideran, como los de Nueva York, que dormir está sobrevalorado.

Dos grandes compañías tostadoras  independientes dominan el mercado berlinés del espresso, el café de especialidad y sus variaciones más siglo XXI (esos white flat, esos  cold brew, esos orígenes únicos por ejemplo…) y además controlan con suma elegancia  lugares y acontecimientos como la Berlinale o los aeropuertos de la capital de Alemania y la de Baviera y el Bayern, Munich. Eso sin contar con que en  la Haus der Berliner Festspiele uno de los cinematógrafos más emblemáticos de la ciudad  de Marlene, David Bowie o Pink Floyd (en la calle Schaper, nada lejos de la avenida Ku´dam ni de los grandes almacenes KDW), se sirve, acompañado al gusto de pura leche fresca de barista, un café de origen romano, Palombini. Es el sueño hecho realidad de un caballero llamado Giovanni Palombini que en 1940 abrió su pequeño tostador. Hoy  sus herederos distribuyen en Europa, Estados Unidos y Asia, siguen  sintiéndose honrados cuando les recuerdan que la suya era la marca con la que se desayunaba el Papa Paulo VI y sus tazas y platillos de cerámica de los años 80 cotizan a 40 euros la pieza  en distintas subastas de internet.

Einstein Kaffee es uno de los gigantes que sacian la pasión de Berlín por el mejor café. De hecho, creada la empresa en 1972 por un grupo de amigos fanáticos de nuestro estimulante favorito; creada en Franklinstrasse, al lado del  río, lleva ya tres años siendo el proveedor oficial del Festival Internacional de Cine que este año ha celebrado su septuagésimo quinta edición.

Einstein tiene 12 variedades y 23 locales, sitos en lugares donde Berlín estalla en Historia y Modernidad. Hay un Einstein en Alexanderplatz, tres en Kurfüstendamm, el gran boulevard donde al lado de Cartier está Chanel y donde a la vuelta de la esquina, yendo hacia el interior llegas a Savignyplatz, allá donde sucede una de las escenas más maravillosas de Cabaret. Einstein tiene  otros tres cafés en Friedrichstrasse,  la calle que fue partida en dos por el Muro de Berlín, esa que cruza la ciudad de norte a sur y corre perpendicular a otra avenida de leyenda, Unter den Linden (‘bajo los tilos’).

La variedad más reconocida y consumida de Einstein es Wiener Mischung, la mezcla usada para su mítico espresso (mucho carácter, buena  cantidad de cafeína, origen brasileño…) aunque muchos prefieren ese Manhattan Blend  de granos sudamericanos y aroma tan cuidadosamente afrutado. Mientras tanto, quienes asumen más riesgos se atreven  con  otro espresso aún más potente, el  llamado, precisamente, Unter den Linden, preparado con  granos de Sumatra que dejan en la boca sabores asombrosamente tropicales…

Gorilla no es marca berlinesa pero su éxito es el orgullo de una familia de Obertshausen, en el estado de Hesse.  Tuestan café cerca de Frankfurt, a las orillas del río Meno, afluente del Rhin, desde 1847. Haciendo honor a su lema, Ein grosser Klassiker modern interpretiert-Un gran clásico interpretado de manera moderna, Gorilla abre su web oficial con un video lleno de color, un desparrame bailongo y un derrame pop-ochentero de tazas humeantes. Como hemos dicho, sirve espressos, macchiato y café crème a todos los pasajeros que llegan, parte, transitan o se quedan varados en los espléndidos y acogedores aeropuertos de Berlín y Munich. Tiene un grano llamado Delicato deliciosamente chocolateado y un Super Bar Crema que impresiona por sus tonos de nuez y su sabor corpulento, vigorizado por un 20% de variedad robusta. Atrevidos, ofrecen también café en grano verde y  hasta un crema azul.

Einstein, Palombini, Gorilla. Algún día, ¿quién sabe? Wer weiss?  Chi lo sa? Batek daki… se reunirán con  nuestro maestro cafetero, con maese Panchito, en, pongamos, la acristalada y luminosísima cafetería de la calle Budapester, frente a la Iglesia memorial (Gedächtniskirche) destruida por las bombas durante la II Guerra Mundial, cerca de la plaza donde alguien atentó contra la vida en un mercadillo de Navidad, no lejos del Zoo y  mientras degustan un Planter´s Blended (por ejemplo) hablaran de lo humano y de lo divino, del café del Papa, de orígenes míticos y mezclas llegadas de las montañas azules de Jamaica.

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Begoña del Teso

Comentarista de Cine. Entrevistadora. Reportera.
Fan fatal de los vampiros, las motos y el café.

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