Historias de café y del teso

En Navidad, sorbos de felicidad, café y té

Estamos en ello. Estamos llegando a la Navidad que, haya pasado lo que haya pasado y esté pasando lo que esté pasando, seguirá siendo un periodo de nuestras vidas muy especial, esas 12 noches mágicas entre la Buena, la Vieja y la de Reyes.

Se acerca la Navidad. Y se nota en el trajín de gentes en nuestras tiendas de Plaza Gipuzkoa, Reina Regente y calle Fuenterrabía. En la sede de Panchito en el Polígono 27. Sede, tostadero, almacén. Se nota porque se acaban los boletos para nuestro sorteo de la tradicional cesta de Navidad. Ya sabéis, el número premiado deberá coincidir con las últimas cuatro cifras del primer premio del sorteo de la lotería del 22 de diciembre. Y el último día para presentarlo y recibir la cesta será el 22 de enero de 2021.

Quien consiga la dicha cesta necesitará la ayuda de los pajes de los Reyes Magos o del reno de Papa Noel para llevársela a casa. Puede que ni siquiera el saco de carbonero de Olentzero sea suficiente. Porque contiene mucho; entre otros asombros, una cafetera italiana de inducción, un vaso de bambú, un bote con un cuarto de kilo de café de la casa. Otro cuarto de Nicaragua ecológico y otros 250 gramos de Costa Rica Tarrazu. Más una tisanera, dos botes para té, té almendrado, Yogi Tea, pirámides Cafés Panchito, tabletas de chocolate, cookies y mermelada y turrón artesanos…

Estamos llegando a la Navidad y nuestro admirado maestro de ceremonias, el siempre elegante productor de café sentado en el escaparate de la calle Churruca con Plaza Gipuzkoa recibe a los emisarios de los Reyes, a Mari Domingi y a los elfos para aconsejarles sobre qué pueden llevarse de nuestras tiendas para hacer felices a grandes y chicos.

Podrían ser esas piezas casi de coleccionista de Eigenart, marca apoyada por una gran compañía del acero alemán, Brussel Steel, que desde hace 15 años se ha especializado, y de qué manera, en el diseño y producción de utensilios y complementos para la degustación del mejor café y del mejor té. Su colección Teaeve, que contiene maravillas como esa taza de té de porcelana de doble pared, con tapa de porcelana e infusionador de acero inoxidable, ha entrado ya en los museos de las artes aplicadas.

Podrían ser los hervidores marca Brandani. Allá, en Italia los llaman bollitore elettrico y aparte de ser prácticos y funcionales son, como todo lo italiano, de un hermoso diseño. Esta marca, dedicada a la creación de utensilios bellísimos, está situada en Pescia, de donde era el autor de Pinocho. Y no lejos de Lucca, donde nació Puccini.

Podríamos pedir como regalo de Navidad, Pascua o Reyes un aparato que mida el tiempo que deben infusionar nuestros tés o tisanas. Saber, sabemos que se necesitan tres minutos para el té verde, cinco para el negro y siete para los herbales. Pero mejor si alguien nos obsequia con esa delicada caja Tasty Brew Tea Timer que contiene tres pequeños relojes de arena…

Tenemos el hervidor eléctrico, la taza y hasta el reloj pero ¿cómo llevamos al trabajo, a la excursión, a nuestra caminata senderista esa infusión, ese té? Una propuesta: cualquiera de las piezas, también casi de colección, de la marca belga Kambukka que en el idioma swahili (el mismo en el que ‘Mogambo’ significa ‘pasión’) quiere decir ¡disfruta!

Kambukka nos ofrece termos y botellas de nombres fabulosos y diseños exquisitos: Caribbean, Misty Green, Graphiti, Elton, Lagoon…

Mucho té. Mucho café. Porque como dicen algunas de las tazas de porcelana con las que desayunarnos un Día de Reyes, You Need Coffee. Realmente sí, necesitamos café.  Y acaso hasta cambiar de cafetera. ¿Qué tal una Bialetti, marca italianísima creada en 1919? Al principio solo era una fábrica de objetos de aluminio semi terminados. Hoy es símbolo de la cafetera italiana.

Tanto café, tanto té, tanta infusión y ese buchito de agua tomado en un vaso de cristal ennoblecido con hilos de sutilísimo metal. Vaso certificado con orgullo ‘Made in the Kingdon of Morocco’… Habrá que comer algo, ¿no creéis?

Podríamos auto regalarnos alguna de esas galletas hechas en la plaza, en la herriko enparantza, de Mendaro por una artesana capaz de cualquier cosa mientras tenga en sus manos azúcar, harina de trigo, mantequilla, huevos, suero de leche… Galle-tiak se llama su empresa y la cookie gigante de café, praliné de avellanas y caramelo es pura tentación. No estaría mal acompañarla con un trago del licor de café de Olañeta, elaborado con aguardiente de orujo macerado junto con granos de café 100% Arábica de Costa Rica –Tarrazú, uno de los mejores del mundo.  La historia de Olañeta (Licorera Vasca) se remonta a 1919, con la fundación en el nº 30 de la Avenida de Buenavista en Donostia de Vinos Badiola &Olañeta. Hoy elaboran sus cervezas, sus anises, su patxaran en Errenteria.

Estamos llegando a la Navidad. Podríamos endulzarla con esas mermeladas riojanas de La Encineta, el sueño de Pilar y Rafa, una pareja de artesanos de la fruta y el buen azúcar. Pronto será Reyes acaso debiéramos dejarles en el balcón a ellos y a su séquito un surtido de Cataniès, el secreto mejor guardado de la familia de maestros bomboneros Cudié. Son almendras marconas caramelizadas recubiertas de pistacho, de praliné de avellana y sal del Himalaya; de chocolate al limón verde y frutos secos…

Estamos llegando a la Navidad. Cafés Panchito os desea (grandes) sorbos de felicidad.

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Begoña del Teso

Comentarista de Cine. Entrevistadora. Reportera.
Fan fatal de los vampiros, las motos y el café.

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